La sonrisa, esa sutil y mágica curva que se dibuja en nuestros rostros, es mucho más que un gesto. Es un lenguaje universal que trasciende las barreras lingüísticas y culturales, capaz de tejer vínculos invisibles entre seres humanos. Desde tiempos inmemoriales, es un faro que guía nuestras interacciones, mientras expone los secretos profundos de nuestras emociones y conexiones sociales.
Su poder es tan sorprendente que sonreímos desde que nacemos. No es aprendida, ¡es innata! Surge como un reflejo, casi como un susurro del alma que busca comunicar alegría, confort o complicidad. Esta expresión es tan importante en nuestras vidas, que la ciencia ha dedicado mucho esfuerzo a revelar sus secretos… y esto fue lo que hallaron.
El descubrimiento de que la sonrisa es universal se realizó en la década de 1960 por el psicólogo estadounidense Paul Ekman. Ekman estudió las expresiones faciales de personas de diversas culturas y descubrió que la sonrisa era un gesto reconocido y comprendido por todos.
Sin embargo, lo más sorprendente era que tenía diferentes significados. Por ejemplo, en algunas culturas, la sonrisa se utiliza para expresar felicidad, mientras que en otras se emplea para expresar cortesía o nerviosismo. Esto sugiere que la sonrisa es un gesto que se ha desarrollado de manera independiente en diversas culturas.
En 2013, un equipo de investigadores de la Universidad Bangor en el Reino Unido se dedicó a estudiar cómo las personas reaccionan ante diferentes tipos de sonrisas. Sus hallazgos revelaron que las personas responden con mayor prontitud y de manera más positiva a las sonrisas sinceras que a las falsas.
Los investigadores sostienen que la capacidad de discernir entre sonrisas sinceras y falsas constituye una habilidad social crucial y son percibidas como más positivas y atractivas, por lo que crean conexiones sociales significativas entre las personas.
El estudio llevado a cabo por científicos del Centro de Neurociencias Cognitivas de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, reveló un dato clave: las personas que sonríen son más memorables que aquellas que no lo hacen.
En este experimento, los investigadores solicitaron a un grupo de voluntarios que observaran fotografías de individuos sonrientes y de rostros serios, seguidas de sus nombres. Lo interesante fue lo que mostraron las imágenes cerebrales de los sujetos: áreas clave del cerebro relacionadas con la memoria, como la corteza orbitofrontal y el hipocampo, mostraron una mayor actividad al aprender y recordar los nombres de las personas que exhibían una sonrisa. Este hallazgo sugiere que recordamos con mayor facilidad a aquellos que expresan alegría.
Esta información puede resultar sumamente útil en contextos sociales, desde eventos sociales hasta reuniones de negocios, donde una sonrisa podría ser una poderosa herramienta para dejar una impresión duradera en la memoria de otros.
Para llevar a cabo esta investigación, los científicos construyeron una amplia base de datos de sonrisas de individuos de diversas edades y luego solicitaron a un grupo de voluntarios que estimaran la edad de las personas en las fotografías.
Los resultados arrojaron que las personas mayores de cuarenta años parecían más jóvenes cuando sonreían, mientras que aquellos menores de esa edad parecían más mayores al hacerlo. Sin embargo, es esencial señalar que estas conclusiones se basaron en evaluaciones subjetivas de la edad. Es posible que los resultados varíen si se emplean métodos de evaluación más objetivos, como el análisis de rasgos faciales.
El estudio realizado por investigadores de la Universidad de Plymouth en Reino Unido, encontró que los gorilas occidentales de la llanura sonríen de forma habitual mientras juegan. Creen que este comportamiento es una forma de enviar una señal amistosa a los otros gorilas.
Los investigadores creen que la sonrisa de los gorilas es una forma de mostrar que no son una amenaza. Al enseñar los dientes, los gorilas están mostrando que no tienen intenciones hostiles.
Este estudio sugiere que la sonrisa humana podría tener su origen en la sonrisa de los gorilas. Los humanos y los gorilas comparten un ancestro común, y es posible que la sonrisa se haya desarrollado como una forma de comunicación social en este ancestro compartido.
Sin embargo, es importante señalar que este estudio se basa en observaciones de gorilas en cautiverio y es posible que en libertad tengan un comportamiento diferente.
El estudio realizado por la Universidad de Sevilla encontró que las sonrisas de las personas más influyentes del mundo comparten ciertas características:
Los investigadores creen que estas características pueden influir en el estatus social de las personas. Los individuos que tienen una sonrisa que cumple con estas características pueden ser percibidas como más atractivas, sociables y competentes, lo que puede ayudarles a tener más éxito en sus carreras profesionales y mejores relaciones sociales.