Una nueva palabra comienza a sonar con fuerza entre virólogos, autoridades sanitarias y sistemas de salud del mundo: NB.1.8.1. Se trata de una subvariante del Covid-19, emparentada con Ómicron, que avanza sigilosamente pero con firmeza.
Detectada por primera vez en enero de 2025, NB.1.8.1 pasó de representar apenas un 2 % de las muestras globales a superar el 10 % en tan solo cuatro meses. Hoy es la cepa dominante en China y Hong Kong, y fue identificada en destinos turísticos internacionales como Egipto, Tailandia y las Maldivas, lo que aumenta el riesgo de diseminación.
La expansión de esta nueva variante no parece seguir fronteras políticas. Hasta el momento, se ha confirmado la circulación de NB.1.8.1 en al menos 22 países. Los más relevantes son:
A pesar de esta dispersión geográfica, la OMS no recomienda por ahora cerrar fronteras ni imponer restricciones de viaje. “No hay evidencia de que esta variante sea más grave, pero su capacidad de contagio debe observarse con atención”, advierten desde el organismo.
Una de las características más inquietantes de NB.1.8.1 es su alta capacidad de transmisión. La profesora Lara Herrero, viróloga de la Universidad Griffith (Australia), explicó que esta cepa tiene “múltiples mutaciones que le permiten infectar las células humanas con mayor eficiencia”, lo que podría traducirse en una mayor facilidad para propagarse entre personas.
Los síntomas reportados hasta el momento son similares a los de otras variantes de Ómicron. Entre los más frecuentes:
Especialistas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. señalan que, aunque los cuadros no parecen más graves, algunos pacientes muestran aparición más rápida de síntomas tras el contagio. Esto puede dificultar el rastreo temprano de os y favorecer la transmisión comunitaria.
En su último informe, la OMS reconoce que NB.1.8.1 no parece más letal que otras variantes en circulación, pero advierte sobre su velocidad de propagación y su capacidad para evadir parcialmente la inmunidad. Este doble rasgo—contagiosidad elevada y escape inmunológico—explica su crecimiento en los datos de secuenciación global.
A su vez, la OMS recomienda que los Estados continúen ofreciendo vacunas actualizadas contra el Covid-19. Esta advertencia la hace especialmente a personas mayores, con comorbilidades o inmunosuprimidas.
Hasta ahora, las vacunas existentes siguen siendo efectivas para reducir el riesgo de enfermedad grave y hospitalización frente a NB.1.8.1. Sin embargo, debido a sus mutaciones, es posible que la protección frente a infecciones sintomáticas haya disminuido parcialmente.
Los especialistas destacan la importancia de reforzar la inmunidad con dosis de refuerzo, particularmente en los grupos más vulnerables. En países como Australia o EE. UU., los ministerios de salud ya están evaluando nuevas campañas de vacunación de otoño/invierno.
Frente a esta nueva variante, las recomendaciones generales siguen siendo válidas y efectivas:
Además, se recomienda estar atento a los informes oficiales y actualizaciones sanitarias. Se teme que el comportamiento de NB.1.8.1 podría evolucionar rápidamente.
Aunque NB.1.8.1 no encendió aún las sirenas globales, su velocidad de expansión en diferentes continentes y su resistencia parcial a la inmunidad sugieren que podría convertirse en una de las cepas dominantes del invierno 2025. Particularmente, se teme que se podría propagar en los próximos meses en el hemisferio sur.
La combinación de alta contagiosidad, síntomas similares y circulación mundial la convierten en una variante que no debe subestimarse. La historia de la pandemia ha enseñado que la vigilancia, la anticipación y la prevención son claves para no repetir errores.