La nutrición juega un papel fundamental en el mantenimiento de la salud general de nuestro organismo. Los nutrientes que ingerimos a través de los alimentos aportan energía y sustancias esenciales para el buen funcionamiento de los órganos y tejidos.
Una dieta equilibrada no sólo ayuda a prevenir deficiencias nutricionales, sino que también ayuda a reducir el riesgo de numerosas enfermedades, entre ellas la obesidad, la diabetes, la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares.
El corazón es uno de los órganos más importantes de nuestro cuerpo, un motor incansable que trabaja sin descanso para asegurar la circulación sanguínea y la oxigenación de todos los tejidos. En promedio, un corazón sano late unas 100.000 veces al día, bombeando más de 7.500 litros de sangre a través de un complejo sistema de arterias y venas.
Su correcto funcionamiento está influenciado por múltiples factores, entre ellos la genética, el estilo de vida y la nutrición.
Una dieta sana y equilibrada puede marcar la diferencia en la prevención de enfermedades cardiovasculares. Existen numerosos alimentos que, gracias a sus propiedades nutricionales, ayudan a mantener el corazón sano reduciendo la inflamación, regulando los niveles de colesterol y mejorando la circulación sanguínea.
Rico en ácidos grasos omega-3, reduce la inflamación, baja los niveles de triglicéridos, aumenta el colesterol “bueno” (HDL) y mejora la salud arterial. También ayuda a prevenir arritmias y trombosis. Cantidad recomendada: 2-3 raciones por semana (aproximadamente 100-150 g por ración).
Fuente de grasas saludables, omega-3 y antioxidantes que reducen el colesterol “malo” (LDL), mejoran la circulación y reducen la inflamación.
Cantidad recomendada: una ración de aproximadamente 30 g al día (equivalente a un puñado).
Rico en polifenoles y grasas monoinsaturadas, reduce el colesterol LDL y mejora la elasticidad de los vasos sanguíneos, reduciendo el riesgo de hipertensión.
Cantidad recomendada: 2-4 cucharadas al día, preferiblemente crudo.
Ricos en fibra soluble, reducen los niveles de colesterol en sangre, estabilizan los niveles de azúcar en sangre y promueven la salud intestinal, lo que a su vez tiene un efecto positivo en el sistema cardiovascular.
Cantidad recomendada: 3-4 raciones por semana (aproximadamente 150 g cocidos por ración).
Fuente de fibra, ayuda a mantener bajo control los niveles de colesterol y azúcar en sangre, previniendo la hipertensión y las enfermedades cardíacas.
Cantidad recomendada: 2 raciones al día (1 ración = 1 rebanada de pan integral, 30 g de cereales o 80 g de pasta/arroz integral).
Contienen antioxidantes (flavonoides y antocianinas) que reducen la inflamación, mejoran la presión arterial y previenen la oxidación del colesterol LDL, proceso que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Cantidad recomendada: 3-4 raciones por semana (una ración = 150 g).
Ricos en vitaminas y antioxidantes, mejoran la función arterial, reducen la presión arterial y protegen contra el daño cardiovascular.
Cantidad recomendada: al menos 1-2 raciones al día (una ración = 80-100 g de verduras crudas o cocidas).
Los flavonoides que contiene mejoran la circulación, reducen la presión arterial y protegen los vasos sanguíneos.
Cantidad recomendada: 20-30 g al día, preferiblemente sin azúcares añadidos.
Contienen licopeno, un potente antioxidante que ayuda a reducir el colesterol LDL y mejorar la salud arterial. También son ricos en potasio, que regula la presión arterial.
Cantidad recomendada: al menos 3-4 raciones por semana (una ración = 150 g, fresca o cocida).
Rico en catequinas y polifenoles, reduce la inflamación, mejora la función endotelial (salud arterial) y baja la presión arterial.
Cantidad recomendada: 1-2 tazas al día, preferiblemente sin azúcar.
La información contenida en este artículo es sólo para fines informativos y no pretende sustituir el consejo de un médico o nutricionista. Para un asesoramiento personalizado sobre salud cardíaca y nutrición, siempre es recomendable consultar con un profesional calificado.