¿Qué pasaría si la humanidad redujera a la mitad su consumo de carne y lácteos? Esto dicen los expertos

La respuesta no solo está en la salud de las personas, sino también en la del planeta. Un nuevo estudio analizó el impacto que tendría este cambio en la alimentación global.

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Reemplazar lacteos y carne reduce los GEI, el consumo de agua y el uso del suelo.

La investigación, realizada por científicos de la Universidad de Vermont junto a instituciones internacionales, propuso un escenario hipotético en el que, para 2050, se reemplace el 50 % de la carne y los lácteos que se consumen actualmente por alimentos de origen vegetal. ¿El resultado? Una reducción del 31 % en las emisiones globales relacionadas con la agricultura y el uso de la tierra.

Eso equivale a bajar en más de 2 mil millones de toneladas las emisiones anuales de dióxido de carbono, un gas clave en el calentamiento global. Y si a eso se le suma la restauración de las tierras ganaderas que quedarían libres, el beneficio se duplica: las emisiones podrían reducirse en hasta 6,3 mil millones de toneladas por año.

Reemplazar el 50 % de la carne y los productos lácteos con alternativas de origen vegetal para 2050 podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con la agricultura y el uso de la tierra en un 31 % y detener la degradación de los bosques y los suelos naturales, según una nueva investigación.

El cambio no solo implicaría menos emisiones. También permitiría detener casi por completo la degradación de bosques y otros ecosistemas naturales. Según el trabajo, gran parte de las tierras que hoy se destinan a la producción ganadera podrían restaurarse con bosques nativos, aportando hasta un 25 % de la meta global de restauración de suelos prevista para 2030.

Esto no solo ayudaría a capturar carbono y frenar el cambio climático, sino también a recuperar hábitats para miles de especies de flora y fauna en peligro.

Dietas más sanas y menos desnutrición

El estudio también contempló los efectos en la salud y la seguridad alimentaria. En el escenario de reducción de carne y lácteos, el número de personas desnutridas en el mundo disminuiría en 31 millones, bajando del 3,8 % al 3,6 %. Además, las dietas propuestas -basadas en versiones vegetales de carne de vaca, cerdo, pollo y leche- fueron diseñadas para ofrecer los mismos aportes nutricionales que los alimentos originales.

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La cria de ganado es una de las actividades que más contrubuye a la emisión de GEI

Para elaborar este modelo, los investigadores trabajaron con Impossible Foods, una empresa dedicada a crear sustitutos vegetales de la carne, aunque aclaran que el control del estudio y sus conclusiones fue completamente independiente.

Más allá de los beneficios ambientales, los autores advierten que cualquier transición alimentaria a gran escala debe tener en cuenta el impacto social y económico, especialmente en los países de ingresos bajos y medios. En muchos de estos lugares, la producción ganadera es una fuente vital de empleo, ingresos y nutrición.

La investigación también concluyó que, en este escenario hipotético, la superficie agrícola mundial se reduciría un 12 %, el consumo de agua bajaría un 10 % y habría 31 millones de personas menos en situación de desnutrición.

Por eso, remarcan que será clave aplicar políticas públicas que acompañen este proceso de manera justa, protegiendo los medios de vida de los pequeños productores y evitando que los cambios dejen a comunidades vulnerables en una situación aún más frágil.

Un cambio posible y necesario

Los impactos del consumo de carne y lácteos no se distribuyen de manera uniforme en todo el mundo. Las diferencias en tamaño poblacional, dietas, productividad agrícola y comercio internacional hacen que regiones como África subsahariana, América del Sur y China sean áreas clave para diseñar estrategias a medida.

El mensaje del estudio es claro: reducir a la mitad el consumo de carne y lácteos no solo es una acción climática poderosa, sino también una oportunidad para restaurar ecosistemas, mejorar la salud global y repensar la forma en que producimos y consumimos alimentos.

Y aunque el cambio parece enorme, lo cierto es que ya existen alternativas y tecnologías disponibles para hacerlo posible. Solo falta decidirse.

Referencia de la noticia:

Kozicka, M., Havlík, P., Valin, H. et al. Feeding climate and biodiversity goals with novel plant-based meat and milk alternatives. Nat Commun 14, 5316 (2023).